Se estima que alrededor del 80%
de las empresas en América Latina son familiares y son las que entregan la
mayor cantidad de empleos en la región, apuntan las mediciones de la compañía.
Entre dos tercios y tres cuartos
de los negocios familiares quiebran o son vendidos por la familia fundadora
durante la primera generación, y solamente un 5% y un 15% de la tercera
generación, sigue manteniendo presencia en la empresa o es descendiente del
fundador, según concluyen estudios realizados por la firma de asesoría RSM.
Entendemos por empresa familiar
aquel negocio cuya propiedad pertenece –en su totalidad o en su mayoría- a miembros
de una sola familia. Es importante señalar que en este tema, el concepto
“familiar” se extiende más allá de la consanguinidad y aplica también a los
cónyuges. Este tipo de negocios, suele endeudarse menos que los que no son
familiares; generalmente cuentan con gran liquidez (incluso al grado de
sobrecapitalizarse y mantener dinero en “stand by”). Es menos burocrática a la
hora de tomar decisiones, más flexible, adaptándose de forma más rápida a los
cambios del entorno. Los miembros de una empresa familiar suelen resolver sus
problemas internamente y sólo en contadas ocasiones recurren a la asesoría
externa formal.. Esta realidad, por sí sola, debería darle a este tipo de
negocios un éxito rotundo y desde luego, permanencia. Sin embargo, hoy por hoy,
no es así. Si la empresa familiar cuenta con tantos atributos positivos, ¿por
qué tan sólo 1 de cada 3 empresas logran pasar exitosamente a la siguiente
generación?
Factores de fracaso en una empresa familiar
Falta de planeación. La falta de una planeación formal de largo
plazo, con estrategias y objetivos claramente definidos en cuanto a tiempos,
cantidades y personas responsables.
Resistencia al cambio. Los padres suelen resistirse a aceptar las
críticas y cuestionamientos que los hijos realizan a los procesos que han
funcionado por décadas, minimizando e incluso, anulando las aportaciones sobre
innovación que éstos deseen activar. Por su parte, los hijos se sienten
coartados al no poder llevar a cabo sus ideas o aportar su creatividad, pues
esto tiene un “costo” para el negocio y no hay certeza o garantía alguna de que
las iniciativas funcionen. A lo anterior, se le debe agregar la molestia de
saberse preparados profesionalmente para iniciar nuevas fórmulas o metodologías
de trabajo, lo cual hace que su frustración sea mayor por no contar con la
confianza y el poder suficientes para tomar decisiones y asumir
responsabilidades.
Solidaridad. La delegación de autoridad, de responsabilidad y de
manejo de los recursos, suele centralizarse en una persona hasta el último
minuto, en vez de capacitar y entrenar al sucesor mediante una correcta
delegación y la confianza de involucrarlo en la toma de decisiones cada vez más
trascendentes para el negocio.
Mezcla de roles familiares y profesionales. Se trasladan los roles
familiares al ámbito profesional, cerrando así la posibilidad de conocer a los
miembros de la familia desde otro ángulo o perspectiva: el primogénito de la
familia sigue siéndolo en el negocio, tenga o no, las cualidades y el liderazgo
necesarios para manejarlo. Las mujeres ocupan puestos secundarios aun y cuando
estén preparadas para asumir nuevos retos, responsabilidades mayores e incluso
el liderazgo total. Lo anterior provoca que existan diferencias entre hijos e
hijas, difíciles de enmendar más adelante.
Control inapropiado. En aras de conservar el control total de la
empresa, no se invita a socios externos. Todos los puestos de trascendencia son
ocupados por miembros de la familia, aun y cuando éstos no estén del todo
capacitados para ejercerlos.
Toma de decisiones inapropiadas. Se carece de un consejo o de una
figura legal en donde se discutan formalmente asuntos importantes y se tomen
decisiones grupales. Las decisiones generalmente son emocionales más que
racionales, tienen poco sustento financiero, contable y carecen de conocimiento
del mercado.
Carencias administrativas. En las micro y pequeñas empresas, la
falta de sistemas administrativos estandarizados, de personal capacitado y una
asignación ineficaz de los recursos, coadyuvan a su fracaso.
¿Pudiste identificar a tu empresa
familiar en alguna de las situaciones arriba mencionadas? Si no fue así, te
felicito; si lo fue, te tengo una buena noticia: existen en el mundo,
organizaciones familiares con más de 200 años de vida.
Claves Para el Éxito de una Empresa Familiar:
Conocer y familiarizarte con los factores que ocasionan el cierre de
las empresas familiares.
Identificar y reconocer cuáles de esos factores afectan o podrían
afectar a tu empresa.
Tener una absoluta disposición para elaborar –en familia- las
estrategias de sucesión que garanticen la vida y permanencia del negocio y
llevarlas a cabo. En este punto, se debe incluir que es muy importante discutir
abiertamente el tema de la sucesión, ¿cómo se llevará a cabo?, ¿cuándo?
Contar con foros formales para la toma de decisiones: el consejo de
administración y el consejo familiar son dos órganos que nos ayudan a
profesionalizar el negocio, proporcionando un canal de comunicación objetivo y
empresarial.
Separar las cuestiones laborales de las emocionales. Por el bien de
nuestra empresa familiar, no podemos tomar decisiones basadas en cómo nos
sentimos con un miembro de la familia.
Asignar las funciones, responsabilidades, sueldos y prestaciones de
acuerdo con las capacidades y aptitudes de cada persona y no con su jerarquía
familiar. De preferencia, te recomendamos utilizar tabuladores de sueldos para
hacerlos más justos.
Si no se cuenta con el familiar adecuado para ocupar un puesto de
relevancia, se debe tener la apertura suficiente para contratar a un empleado
externo, quien seguramente resultará muy útil para la empresa familiar, al aportar ideas nuevas y distintas, ayudando
además, a dar objetividad a los problemas y una nueva visión para encontrar
soluciones.
Profesionalizar las distintas áreas del negocio y los procesos
internos: elaborar y compartir estados financieros y contables para su análisis
y discusión; hacer descripciones de puestos y los perfiles adecuados para
ocuparlos; contar con reglamentos de trabajo; estandarizar sistemas de
prestaciones y tabuladores de sueldos, y definir cómo se realizarán las promociones
de puestos.
Si un miembro de la familia no quiere trabajar activamente dentro del
negocio familiar, buscar otras formas de participación en la sociedad. No hay
que olvidar que la finalidad es conservar el control de la empresa, es decir,
el capital accionario. La propiedad del negocio es distinta a la operación del
mismo. Es importante respetar a los miembros de la familia que no deseen
emplearse directamente en el negocio familiar, pero que sí están dispuestos a
participar como socios no activos.
Por último, es importante que tomes en cuenta que las familias son
dinámicas y están en continuo crecimiento. Lo mismo sucede con las empresas:
las necesidades de ambas, van cambiando lo mismo que su entorno. Ahora ya lo
sabes: para que tu empresa familiar sea competitiva y logre permanecer en las
manos de las siguientes generaciones, es necesario profesionalizarla pero sin
dejar a un lado las ventajas que nos ofrece el que sea de tipo familiar.
La gente me pide a menudo que explique el éxito de Microsoft. Quieren conocer el secreto de cómo se pasa de una actividad que emplea a dos personas y requiere muy poco dinero a una empresa que tiene más de 21 000 empleados y factura más de 8 000 millones de dólares al año. Por supuesto, no hay una sola respuesta y la suerte ha influido en parte, pero creo que el elemento más importante fue nuestra visión original- Bill Gates.
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